El control de estabilidad, obligatorio desde 2018
En el año 2014 se firmó un acuerdo entre la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el Ministerio de Industria de la Nación, la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) y la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (CIDOA) para implementar nuevas medidas de seguridad en los autos comercializados en la Argentina.
En ese marco, quedó estipulado para el 1 de enero de 2018 que todos los nuevos autos que se lancen a la venta en el mercado local deberán estar equipados de serie con control de estabilidad (ESP). Sólo los modelos lanzados antes del 31 de diciembre de 2017 quedarán exentos de esta imposición.
De este modo, a partir de la fecha mencionada anteriormente, el control de estabilidad será obligatorio para todos los nuevos modelos de autos y vehículos comerciales de hasta 2.5 toneladas lanzados a al mercado. Dicho sistema era obligatorio desde el año 2012 únicamente para ómnibus de pasajeros de doble piso.
Es importante destacar que el ESP tiene una eficiencia comprobada en la reducción de muertos y heridos en accidentes de tránsito, en tanto evita que el auto derrape o haga un ‘trompo’ ante una maniobra de emergencia o con piso deslizante.
Vale mencionar que en 2016 la adopción de ESP vio un significativo incremento en el segmento C (compacto) del mercado. Casi todos los modelos de ese rubro (excepto los Corolla, Sentra y Fluence) ya lo incluyeron en su gama completa. Mientras tanto, en los segmentos de autos A (citycars) y B (chicos) persiste la ausencia generalizada del dispositivo. No obstante, algunos modelos ya ofrecen al menos una versión que cuenta con él.
En conclusión, la compra de un auto con ESP resulta una buena inversión, no sólo por tratarse de una medida de seguridad comprobada, sino porque además implica una compra inteligente en función de su valor de reventa. Los modelos que carezcan de este dispositivo, de hecho, estarán prontamente obsoletos.
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